jueves, 4 de octubre de 2012

EXTRAÑA FIGURA


LIBRO DE HISTORIAS
2012
HISTORIA NÚMERO 01

EXTRAÑA FIGURA
Para un fin de semana, muy de mañana por cierto, salí de mi casa con el ánimo de caminar y, por supuesto, de recrear un poco mi vista en observar el majestuoso nevado del Ruiz que queda asentado en la cima del nudo montañoso entre los departamentos de Caldas y Tolima.
De regreso a casa, me detuve por unos cuantos minutos, para admirar la inmensidad del cielo resplandeciente como el mismísimo brillo plateado del hermoso nevado que había dejado atrás; cuando de repente, como ave veloz, muy alto y sobre mi cabeza, vi pasar con extrañeza, la rara figura de una persona con las manos extendidas hacia adelante, para cortar el aire y con los pies, iba empujando su tronco para agilizar su mágico viaje. Por momentos creí, era el propio Batman, pero no; era otra cosa fantasmal.
En su espalda llevaba atada una caja grande que me dejó sorprendido; pensé que podría ser un pequeño propulsor, pero no; cuando se acercó a la vereda “La Estancia”, empezó a descender en forma circular hasta llegar al lugar indicado. Yo, como todo un niño inquieto por saber qué diablos era esa cosa, corrí como nunca y bajé a dicho lugar, no sé cómo, pero llegué. Me di cuenta que era como un robot gigante; no hablaba pero eso sí, él iba entregando a cada niño, un paquete lleno de regalos, así, yo lo imaginaba, porque era la época navideña y esa cosa, siempre acostumbraba  llegar por esa fecha, según comentaban los niños.
Tengo que admitir que yo, sí sentí mucho miedo cuando lo vi porque tenía un cuerpo con cara de humano y lo más extraño de la vida, era que de él brotaban luces muy bonitas, de diversos colores que iluminaban todo el contorno y emitían ruidos y sonidos de singular placidez.
Los habitantes lo consideraban un dios y le rendían culto a esa extraña figura; así, yo lo pensaba. Pero lo más raro para mí, era que ni esa cosa hablaba ni los niños le decían nada; ni siquiera las gracias. Sería por mi presencia, así, yo lo imaginaba. Y los paquetes para más sorpresa mía, no los quisieron destapar quizás para que yo no supiera su contenido. Cuando todos quedaron satisfechos, esa cosa, lo único que recibió de los niños, fue una inclinación muy reverente y profunda de la cabeza y parte del tronco y, en ese instante, ni los niños y mucho menos yo, nos dimos cuenta cómo diablos esa cosa misteriosa desapareció de nuestras vistas y de nuestras vidas.
Me despedí de los niños y esta es la hora que todavía no he podido saber  de qué se trataba el maravilloso y sugestivo encuentro y porqué los niños no habían comentado este episodio a las personas de mi pueblo.
MIBECAR

No hay comentarios:

Publicar un comentario